sábado, 4 de julio de 2015

3.27 JULIEIDA LA BACHAQUERA



Bachaquero es un eufemismo usado en Venezuela para suavisar la condición de "Mercado Negro", al que se ven expuestas todas las economías comunistas, cuando los alimentos  y otros productos de primera necesidad escasean, debido a los efectos intrínsecos del sistema.



LUNES


Romeo y Julieida hacen el amor lenta y silenciosamente para evitar que su hija Jaqueline se despierte de nuevo y les impida terminar la tarea pendiente, y ya no tan frecuente, por los agotadores quehaceres del hogar.


Luego de los Once Minutos de Coelho llega el descanso. Romeo y Julieida abrazados y medio dormitados no quitan la mirada de la pequeña cuna en el otro cuarto.

-¡Que hermosa nuestra bebe amor!

-Ujum… Papiii…

-Dime.

-¿Y si tenemos otro?

-Ay amor ¿Qué tal si esperamos? Conseguir pañales es un pe#$%, la fórmula, la leche, todo está escaso o carísimo.

-Tampoco hay anticonceptivos.

-Por cierto…

-Se me terminaron y no los consigo amor. Por eso te decía de tener otro…

-¡Aaaaahhsss! Amorrr me hubieses dicho y yo busco que ponerme… (¡oh! Mier#$% tampoco hay preservativos y los que se consiguen están super caros) Bueno ojalá sea varoncito. Pero si no se da, hay que cuidarnos amor… zzzzz

Mientras Romeo Ronca como un avión, Julieida permanece despierta, atrapada en un pensamiento bipolar que le impide dormir, unas veces de angustia, otras de alegría y alivio.

Romeo se levanta a las 4am como todos los lunes. Julieida sigue dormida, esperando que Jaqueline se despierte. Julieida continúa en su reposo post-natal así que sus descansos están condicionados a lo que quiera la bebé.

Rápidamente Romeo, se asea, prepara el desayuno y se viste para salir al trabajo. Jaqueline se despierta sin llanto, sólo con un discurso en su complejo lenguaje de palabras monosílabas y una enorme sonrisa, ante la mirada de su papá.

Como todas las mañanas Julieida despierta a preparar el biberón de Jaqueline, mientras Romeo le cambia el pañal. Toda la escena termina con Jaqueline en brazos de su madre y Romeo dándole un beso a cada una. Un beso en la mejilla a Jaqueline, que responde con una sonrisa y otro a Julieida en los labios que esta responde con un…-Amor, acabo de destapar la última lata de fórmula, trata a ver si la consigues.

Han pasado diez minutos que desde que Romeo partió a la oficina, cuando se oye el timbre característico de su serie favorita en el cuarto de la casa. Julieida, con Jaqueline en brazos, sale de la cocina y escucha un nuevo timbre.


Romeo llega a la oficina. Enciende su computador y revisa su agenda para ver las actividades del día. Su amigo Hernán (@Blackman) no está en su puesto. Romeo le pregunta a Karla por Hernán y esta responde:


-¿Qué no oíste el grupo por Whatsapp? ¡Hay compotas y Panarina en el súper! Hernán te está haciendo la cola ¡Hoy toca al cero y al uno!

Romeo busca su celular en los bolsillos de su pantalón. Teme lo peor, lo han robado de nuevo en el metro…

Enseguida Romeo toma el teléfono de su puesto y marca un extraño número 450-xxx…


Julieida ha descubierto el teléfono de Romeo tirado sobre la cama, escondido sobre las sábanas. Tal vez se le salío de los bolsillos cuando estaba cambiando los pañales de Jaqueline. Un torbellino de pensamientos invade la cabeza de Julieida mientras sostiene el delgado Smartphone. Julieida recuerda que la última vez que fue a la peluquería la sesión de secado del cabello y pedicure se convirtió en todo un talk show acerca de la infidelidad masculina… y femenina.


Julieida escucha con atención las palabras de Raquel, compañera de trabajo de su hermana Yubizaida, mientras Ronald, una esbelta y delicada peluquera transgenero, hala su cabello con el cepillo y pasa el secador:


-¡Los hombres son todos unos perros! Están contigo, te usan y luego ven otro cu&%$$/ con un par de te$#$%/& operadas y ¡zaz! Van y se la coj$#%/ ¡Y si una no está pendiente lo hacen en tu cara! ¡JAH! ¡Que si yo no sé de eso!

Julieida escucha en silencio, mientras otra mujer le da la razón a Raquel.

 
-Yo- continúa Raquel con el secador tipo casco montado en la cabeza, -era una niña estúpida e inocente que no sabía nada de tecnología. Hasta que descubrí como crackear teléfonos ¡Oh si! Descubrí como burlar el bloqueo con contraseñas y hasta descubrí como intervenir el buzón de voz. Ninguno se me escapa. Al último marido que tuve lo dejé en la calle luego que le hackee el correo electrónico y leí su sexting con sus amantes.

-Oye- responde otra mujer que se hace los pies –Yo he revisado el teléfono de mi marido de cabo a rabo y no he conseguido teléfonos de otras mujeres.

-¡JAH JAH! Porque ese es el viejo truco. Algunos hombres se las dan de vivos y vienen y disfrazan los contactos de esas put#$%&” poniéndoles nombres de hombres o de locales comerciales.

Julieida escucha con cada vez más atención…

-¿Disculpa y si el hombre se la pasa mucho chateando por Whatsapp?- pregunta Julieida inocentemente. Otra mujer más lejos responde:

-Pero cuando reviso las conversaciones no hay nada…

-Chicas, chicas, chicas, las voy a sacar del pantano de la ignorancia donde chapotean inocentemente mientras sus maridos las toman por estúpidas. Búsquenme un papel y un bolígrafo y me anotan que marca de teléfono tienen sus maridos, yo les enseñaré a recuperar todas las conversaciones que borran cada vez mandan sus cochinadas a esas perr#”$%&=s.

-Mana te veo como alterada por lo que dice estaniña- comenta Ronald.

-No bueno, es que Romeo está un poco cambiado desde que volvió de Nueva York.

Raquel escucha -¡MIJA! ¿Tu marido volvió cambiado de ese viaje? ¡Aaaaaayyyyy veeerg#”$%&&! ¡Recuerda que esas gringas son unas zafias! Seguro le dieron de aquello apenas se bajó del avión. Mira, con su carita de gafo esta así como buenas tardes ¡AY MIJA!

-¡Romeo! No creo Julieida, él se ve un hombre serio, trabajador y buen padre. Además, con ese aspecto de nerd que carga, hay que sentarse a conocerlo para enamorarse del. Aunque es verdad, las mujeres últimamente semos unas zafias- defiende Ronald a Romeo, -coge una hoja de papel de esa libreta y pásale el bolígrafo y después me cuentas.

Julieida toma el trozo de papel con las tres instrucciones. La de crackeo de la contraseña de patrón, el de recuperación de SMS borrados y Chats de Whatsapp borrados.

Mientras tanto en la oficina Romeo espera ser atendido:


-Buenos Días, Lavandería Zhi-Chuang ¿En qué puedo atenderlo?- atiende una voz femenina

Romeo marca la contraseña de 12 dígitos en el teléfono y luego contesta -Amazon soy YO, @NIMITZCVN76.


-Romeo ¿Qué sucede?

-Creo que me han robado el teléfono en el metro.- Amazon permanece en silencio por un minuto.

-Romeo, estoy validando la situación de tu teléfono para iniciar el protocolo de autodestrucción. Tu teléfono está en tu casa. Está siendo manipulado por Julieida. La estoy viendo por la cámara. Trata de crackear la contraseña de patrón con un viejo truco. Aforunadamente @AliceCooper conocía esa vulnerabilidad y le colocó un parche a todos ustedes.


Romeo respira profundo de alivio.

-¿Romeo?

-Revisando la revista Cosmopolitan el artículo de la edición de Junio de 2013 “COMO PONERLE LA CABUYA CORTITA A TU HOMBRE CON EL CELULAR”. Encontré datos interesantes sobre este tipo de comportamiento. Recomiendo simular que Julieida tiene éxito desbloqueando el teléfono ¿Tienes información sensible que genere tensiones en tu matrimonio?

-¡Por supuesto! Porfa busca el contacto “INGENIERO JARDIN” y borra todas nuestras conversaciones vía SMS y Whatsapp.


-También recomiendo corromper la recuperación de datos. Sospecho que quién le dijo como crackear la contraseña, le dijo como recuperar mensajería borrada.

Julieida hace un último intento de crackear la contraseña de patrón del teléfono de Romeo y el teléfono se apaga por unos segundos y se reinicia. Tarda dos minutos en entrar a la interfaz de usuario. La mujer pega un grito ahogado, procura no despertar a la bebé. Luego inicia la segunda fase de su plan, recuperar los mensajes. Pero el resultado no es el deseado. Por SMS obtiene conversaciones ilegibles, llenas de caracteres ASCII de difícil comprensión, y por whatssap obtiene un “NO HAY SERVICIO DE RECUPERACIÓN DE CONVERSACIONES PARA SU PAíS”.

-Cuéntame Amazon ¿Qué hiciste?

-Corrompí la recuperación de datos. En especial las palabras sexuales que intercambiabas con el Ingeniero Jardín. El Servidor de Whatsapp es pana mío. Menos mal que es un tipo comprensivo, porque si fuera TRINA, no te salva ni Mandrake.

-¡GRACIAS AMAZON!

-Lo más difícil fue borrar las fotos de tus genitales que le enviabas al “INGENIERO JARDIN” ¿Estás loco?

-OK, OK, OK… fue una estupidez de mi parte.


-Recomiendo elevar el nivel de seguridad de tu teléfono y evita quitarle el ojo de encima. Según el artículo de Cosmopolitan, el siguiente paso será clonar el teléfono o configurar los mensajes con copia oculta.

-¡El Ingeniero JARDIN! Amazon debes desviar sus llamadas de laguna forma.

-Ya lo hice. Modifique el número de contacto y el teléfono original está momentáneamente en la lista de contactos no deseados para que sus llamadas o mensajes, no te caigan mientras el teléfono está comprometido ¡Caramba! Limpiar una infidelidad es más arduo que un homicidio. Y yo que creí que eras más fiel que Rin Tin Tin.

-Aún así ella va a notar la frecuencia de las llamadas…

-Ya me ocupo…

Julieida da con la lista de llamadas y nota varias llamadas salientes y entrantes al “INGENIERO JARDIN”. Julieida llama…

-Aló Buenos ¿Días?

-¡Buenos Días! ¿Eres Julieida? ¿En qué puedo servirle? contesta una voz masculina

-Oh eee sí.

-Romeo anda como loco, porque cree que le robaron el teléfono en el metro. Le avisaré en su puesto. Es un placer conocerte Julieida, cuéntame ¿Cómo están las cosas por allá?


-Bien. Bueno aquí con todo este rollo de las colas y la escasez de pañales y la fórmula del bebé y todo. Menos mal que ella come comidita porque tiene seis meses pero… Quisiera tener un poder e irme volando de este país con mi familia- Julieida comienza a deprimirse –Romeo y yo somos 1 y 0. Estamos fregados, los lunes no llega nada a ninguna parte, y cuando llega, las colas son horribles y da miedo por los robos y las peleas.


Lo poco que se consigue, porque no está regulado, está carísimo. Dudo a veces que el sueldo de Romeo alcance- una lagrima corre por la mejilla de Julieida, -La gente dice tantas cosas y una no haya ni que hacer. Acabo de destapar la última lata de fórmula que le queda a la niña y el pecho mío no la llena, a veces ni lo agarra ¿Qué vamos a hacer? Esta gente nos engaño a todos. Mamá, tan fiel que era a todo esto, está muy triste y enferma de tanto hacer colas. Cuando la gente maldice a Nicodemo “El Bruto” y a Panelo, le toca esconderse y bajar la mirada- el característico suspiro nasal interrumpe la confesión de Julieida ante el desconocido.

-Julieida, no llores. Todo va a salir bien. ¿Qué fórmula usa Jaqueline?

-NutriBaby HA. No puede ser ninguna otra, porque le caen mal.

-Espera unos minutos. Tengo diligencias que hacer por donde vives, llevaré unas cosas a tu casa que te van a ser útiles y le regresaré el teléfono a Romeo. Nos vemos ahorita- finaliza la llamada.

Amazon contacta a Romeo y le recomienda ir al super con @Blackman que espera en la cola para comprar harina y compotas.


Luego activa a Bradley para cumplir un par de misiones. Bradley despierta y abre el cajón donde “duerme” (permanece apagado). Revisa en su cerebro el buzón de entrada. Mientras se viste, ve las instrucciones que tiene para el día. Bradley va al almacén, Toma tres objetos que coloca en una pequeña maleta. Luego va a la armería y por último aborda una moto Yamaha Virago 250, que está en el estacionamiento de “La Hermandad”, a la vista de @Perrofino, que revisa una de las camionetas.



-¿Esa moto es tuya?

-Sí. Yo la reconstruí.

-Bradley, Es una moto “Pantanera”, si algún malandro sobrevive de los 90 te ve montado en eso, o se hace en los pantalones o te va a caer a tiros.
-Yo sé. No soy mocho- Bradley le enseña a @Perrofino la pistola Jericho 9mm que tomo de la armería. Se coloca los lentes, enciende la moto y se lanza a casa de Romeo y Julieida.


Suena el timbre del apartamento de Romeo y Julieida. Julieida abre la puerta y observa al hombre alto con rostro idéntico a Brad Pit.

-Hola es usted…

-Hola Julieida, soy Bradley Jardín, conversamos por teléfono.

-Pasa adelante. Mamá sírvele café al señor- la señora Moraima asiente y entra en la cocina. Jaqueline gatea por toda la sala, Bradley maniobra para no tropezarla.


-¿Hay algún lugar más privado en la casa?- Julieida lleva a Bradley hasta el cuarto del bebé. En la cómoda Bradley coloca la caja y la destapa. Julieida observa con atención los objetos. Moraima se asoma con el café y se lo entrega a Bradley en sus manos, este agradece el gesto.


-¿Qué son estas cosas?- Julieida toma una de las películas de plástico dorado y comienza a jugar con ella flexionándola. De pronto ante sus ojos la película pasa del dorado brillante al blanco. El objeto se ha convertido en una cédula de identidad -¡SUSTO! ¿quejesto?

-Es una cédula de identidad dinámica. Cambiará los datos dependiendo del día de la semana y del local donde vayas a comprar. Si observas con atención, tiene tu foto, pero los datos de identidad son otros.- Explica Bradley mientras los datos de la cédula van cambiando.


-Y estos datos ¿de quiénes son?

-Son personas que han muerto recientemente y que votan en todas las elecciones por el PUFS. Mujeres claro. Con esto burlarás el control de cédula y podrás comprar lo que quieras, el día que lo necesites- Bradley saca de la caja un par de guantes de latex y le pide a Julieida que se los coloque.
-Estos guantes me quedan grandes y tengo las uñas largas ¿No se romperán?- Bradley aprieta un botón en la manga de cada guante y estos se contraen hasta ajustarse a las manos de Julieida, sin arrugarse.

-Son guantes de nanopartículas. El procesador está sincronizado con el de la cédula dinámica. Cuando los datos de la cédula cambien, las yemas de los dedos cambiarán también al registro dactilar de la persona que se muestra en la cédula. Con esto burlarás el captahuellas. No importan las uñas largas, solo que el esmalte se opacará un poco.

Julieida no puede creer lo que hacen los artefactos que le ha traído Bradley.

-¿Y esa otra lámina dorada que és?- señala Julieida a una última lámina que tiene aspecto de tarjeta bancaria, por el chip que no parece estar laminado como el resto de la estructura del material.

-Es una tarjeta bancaria dinámica. Al igual que la cédula, cambia sus datos de forma sincronizada con la ésta. Dependiendo del lugar donde estés y del monto de la compra, cambia de tarjeta de débito a crédito. El capital es ilimitado, pues toma los fondos de cuentas pertenecientes a empresas fantasmas de los enchufados. Incluso puedes sacar dinero de los cajeros. No te preocupes por la clave. Cualquier número que marques, es bueno, ni siquiera debes memorizarlo.

-Todo esto es fabuloso ¿Eres de la cosa esa golpista donde está mi esposo? “La Hermandad”.

-Sí.

-Ahora me dio miedo….

-No temas. Nosotros estaremos pendientes de ti. Sólo se discreta y cuidadosa en el uso de estas cosas. Ya es tarde para salir a usarlas, lo poco que llegó a los automercados ya se terminó. Comenzaremos más bien mañana-, Bradley toma su café y le pide su celular a Julieida,-Voy a instalar una aplicación que nos mantendrá comunicados y te indicará donde ir a comprar lo que necesites, en función de tu ubicación- Bradley hace el simulacro que manipula el teléfono de Julieida, pero en realidad transmite la data desde su cerebro al celular de Julieida, vía Bluetooth. Bradley  toma el celular de Romeo y se despide cariñosamente de todos en la casa, incluyendo al bebé. Julieida queda aún fascinada con esos objetos que le trajo el visitante.


MARTES

Ha llegado el “día de la humillación” a los que desean comprar productos de primera necesidad por el terminal de sus cédulas de identidad 2 y 3. Tal parece que en Venezuela se trabaja de martes a viernes, pues los lunes, día del 0 y el 1, no llega nada a ninguna parte.


A las 5am Amazon le envía un mensaje a Julieida a su celular con un itinerario de locales donde habrá productos de primera necesidad. Amazon tuvo acceso a las guías del SUNDEPAPO y orgaizó una lista que comienza con el automercado “EL PARQUE” del Centro Plaza, el del logo verde con la cesta blanca; allí habrá jabón para lavar ropa (el “topochito” de 1 kilo, 2 por persona) y suavizante (de 1 litro, 1 por persona).
Julieida deja a Jaqueline con Paola, la madre de Romeo y se lanza a la aventura. Al llegar al primer punto de su periplo hace la cola de los productos regulados a la indicación de una anciana con carácter que la mantiene en orden y les pregunta a todos “¿HOY ES SU DIA?”.

Mientras Julieida hace la cola observa la rutina de la fauna “bachaquera”. Siempre hay un simpatizante del régimen que dice “este sistema me parece una maravilla, así los bachaqueros no pueden hacer su negocio…”, y como siempre hay un hombre opositor, más o menos bien educado que trata de explicarle sobre la libertad de comprar, sobre que esto nunca se había visto y sobre como Panelo acabó con la economía y la productividad del país.

Luego de recibir su combo, Julieida va a la caja, donde estuvo por más de hora y media empujando el carrito de otra señora que le acumulaba las bolsas de jabón a otras cinco compañeras de trabajo. Un penoso trabajo que toca hacer muchas veces, pero que se olvida al tener que escuchar comentarios como “menos mal que conseguimos jabón” o “Bs. 50 por un “topochito” de Ariel es un precio justo, valió la pena escaparme de la oficina por dos horas”.

Por fin Julieida está en la caja. Está hecha una mata de nervios, aunque creció viendo a su familia vivir del latrocinio de su hermano Yeferson, las vivezas de su madre Moraima y de su hermana Yubisaida, Julieida siempre se esmeró por ser la honesta de la familia, el fiel de la balanza entre lo correcto y lo incorrecto. Ahora Julieida está a punto de cometer el acto más deshonesto de toda su vida, desafiar la ley de las cédulas, dogma del régimen en el que su madre cree ciegamente, con una cédula “mágica” que al sacarla de su bolso para entregarla al cajero, cambia de datos y numeración ante sus ojos, colocando un número terminado en 3.


El cajero, cual burócrata, ingresa la cédula en la caja y en el dispositivo captahuellas. La cédula es correcta, ahora toca colocar las huellas. Julieida coloca el tembloroso dedo índice derecho sobre el dispositivo, luego el índice izquierdo. El cajero sonriente le dice a Julieida que puede pagar. Julieida no lo puede creer. Ahora toca pagar. Saca la tarjeta “mágica” que también cambia ante sus ojos. El cajero la pasa por el punto ante una Julieida que se le sale el corazón por la boca. Julieida indica que la cuenta es corriente y coloca la clave, 1234. La compra ha pasado.

Julieida se asusta, el grito de una mentada de madre en una de las cajas la pone aún más nerviosa. En otras circunstancias ignoraría el suceso. Se oye a una mujer grosera insultar a una cajera porque su cédula no pasa.

-¡Que tenga Feliz día!- le indica el cajero. Julieida carga su péqueña compra en el carrito y sale huyendo del automercado.


El siguiente punto en este recorrido por la “POTENCIA BOLIVARIANA” es un Farmatel. Allí no se vende por cédula aún, pero el producto seguro en ese lugar son los pañales. La cola es enorme, Julieida ruega poder llegar a a recibir su combo de dos paquetes de pañales Huggies M, ideales para la noche, y dos potes de shampoo. Julieida está feliz. Pudo conseguir su combo, pero recuerda con angustia que no hay la fórmula para Jaqueline. Va a la farmacia para ver si hay unas medicinas para la Nona. Julieida no puede evitar escuchar una conversación entre la doctora y un señor de la tercera edad:

-Esa medicina que usted necesita tiene mucho tiempo sin venir señor; debe registrarse en el sistema SINOMEMUEROANTES, con el informe médico y muy pronto se comunicarán con usted para que le den el tratamiento por un mes, luego del mes tendrá que hacerlo otra vez”.

-¡No puede ser! “seguro moriré antes de ver esas medicinas”.

A Julieida se le arruga el corazón. Ella y todos los que escucharon la conversación,  ven al pobre señor como un sentenciado a muerte. Julieida pregunta por las tres medicinas. De las tres había una. Julieida se retira del Farmatel, sin percatarse que una mujer pedía auxilio en el estacionamiento. Al parecer el anciano rendido ante la desesperanza, sufrió un ataque y cayó muerto en la acera.


Julieida va al Haydetodo que queda a pocas cuadras. Hay mucha gente dentro de establecimiento para poder pagar dos desodorantes para caballero y cuatro paquetes de toallas sanitarias. Todas las mujeres están escandalizadas con el costo de las toallas sanitarias postparto y los tampones. Casi la tercera parte del salario mínimo.


Un hombre exclama “¡Esto ya no aguanta, hay hambre, esto se cae pronto!”. Pero el silencio y la infiferencia son la respuesta. Julieida, más confiada, hace el protocolo de la cédula, el captahuellas y el pago con sus instrumentos mágicos.


El cuarto lugar de la lista “bachaquera” de Amazon es el Automercado Excelsior. Julieida tiene que tomar el bus hasta ese lugar en una avenida con una pendiente de subida muy pronunciada, que debe completar a pie. En la farmacia del supermercado hay una trifulca por tinte para el cabello. Una empleada trata infructuosamente de mantener el orden, mientras alrededor hay caos. El espectáculo es grotesco. Julieida está tentada a meterse en el rebullicio, pero sabe que la prioridad es de alimentos:


El combo es de 2 latas grandes de Atún, 2 litros de aceite de Maíz, 4 paquetes de Panarina, 2 de Arroz María empaque verde (el premium). Julieida aprovecha comprar otros productos. De nuevo el protocolo, cédula, captahuellas, punto de venta. Otra vez se oye otra mentada de madre. Esta vez un hombre. Un par de Guardias Nacionales interviene. La gente murmura que el hombre tiene varias cédulas, pero la que sacó, no pasó.

Julieida baja a tientas la pronunciada cuesta desde el automercado. Está contenta, ella no se dice a sí misma “Bachaquera”, se autodenomina “La Hormiga Atómica”... luego se reprocha a sí misma que ha estado viendo muchas comiquitas con Jaqueline.


Es media tarde, la siguente parada es  el Supermercado Portugués.


Al entrar una señorita le pregunta a Julieida “¿hoy es tu día?”, como si se tratase de una especie de sentencia. Le pide la cédula “mágica” que vuelve a cambiar a otro número finalizado en 2. La chica verifica y le escribe un número a Julieida en el brazo, cual campo de concentración nazi, para ir la carnicería por carne y pollo regulado; También le da un combo de papel higiénico (un paquete de doce rollos por persona), azúcar (2 paquetes de 2 kilos por persona) y harina de trigo (dos por persona). “¡ESTA SEMANA HACEMOS GALLETAS!”, pensó Julieida.


Mientras Julieida hace la cola en la carnicería una señora llega y pregunta, “¿qué están dando?”, otra señora le responde “¡Señora! No están dando nada, porque eso no lo están regalando, lo pagamos con nuestro dinero y nuestro tiempo, el cual también vale dinero. La señora no hace mucho caso y llama a sus dos hijas para que hagan la cola mientras ella se va a hacer la cola en la caja para pagar.

Los pollos los entregan enteros y congelados. Dos por persona y lanzados cual pelotas de béisbol al público. Un acto dantesco, carente de todo respeto por la dignidad humana del comprador. Julieida ataja un pollo y le toca pelear brevemente por el segundo. Luego toca el turno de la carne. Cuando Julieida ve la calidad de la carne regulada, casi se va en vómitos.

Nuestra “Hormiga Atómica” decide volver a su carrito de supermercado, el cual le había quitado la mirada por unos segundos, mientras veía el espectáculo de carne que estaban sacando y nota que le han robado los dos paquetes de azúcar. 

Vuelve, triste donde los empleados que repartían la azúcar y uno de ellos, conmovido por la circunstancia o seducido por la belleza de la morena le restituye los dos paquetes, tomándolos de la reserva, no sin antes aleccionarla, sobre la exclusiva clientela, que sin importar su estatus social, pierde toda clase y todos los valores al ver un carrito abandonado con producto regulado.

Julieida coloca la pesada carga en el carrito, luego del “protocolo” para pagarla y escucha un ¡CRACK! cerca de una de las ruedas. Julieida no se dedica a revisar porque se escucha una escaramuza en una de las diez cajas. Otro cliente mal aspectoso al que la cédula no le pasa. Cuando Julieida estaba a pocos pasos fuera del establecimiento, se escuchan unos disparos y gritos… Julieida acelera el paso y huye del lugar.


Tibisí está en su oficina tramando las próximas acciones para entorpecer la inscripción de los candidatos opositores a la Asamblea Nacional:

-Entonces, cuando resuelvan lo del 40% de mujeres, les exijo que pongan 30% de afrodescendientes. Si lo resuelven, les exijo 20% de homosexuales. Si lo resuelven les pongo 15% de discapacitados. Si lo resuelven les ordeno 20% de…

-¡MADRE!- se oye una voz masculina desde el altavoz de su teléfono IP.

-Si mi Potecito bello…

-Hay problemas en el centro de atención ciudadana.

-¿Qué problema Potemkin de mi corazón?

-Hay unas personas que se quejan que SUS cédulas no les están sirviendo para bachaquear. Me llama la atención que estas personas hablen su cédula de identidad en plural. Las personas deberían tener una sola cédula ¿NO?

-¡Ah caramba! ¿Me puedes dar un reporte de quienes son los que se están quejando?

Tibisí queda perpleja cuando ve los nombres en pantalla. Son los multicedulados del PUFS. Los que votan por los muertos, los que emigran o por la gente que se abstiene.


-Madre, de hecho me acaban de reportar que una de estas personas acaba de matar de un disparo al cajero de un automercado, porque su cédula no pasó, ni siquiera sus huellas. Están amenazando con no ir a votar si sus "fajos" de cédulas no les sirven para bachaquear ¿Qué se hace en estos casos?

-¡Nada mijo! ¡Hazte el loco! Ese es problema de Yorch y de Nicodemo, no nuestro.

Julieida llega a otro Farmatel. No hay fórmula tampoco, pero logra conseguir los otros dos medicamentos que le faltaban, La emoción es grande cuando le dicen que tienen las medicinas. Julieida espera unos minutos, junto con otros bachaqueros (también dateados) a la llegada del camión de la tarde. Como Amazon lo vaticinó, hay leche PREVIA tapa Roja. Es el PLAN DE EMERGENCIA en caso de no conseguir la fórmula.

Luego del protocolo de ley: Terminal de cédula, Captahuellas y tarjeta de fondos ilimitados, Julieida se retira, pero empieza a notar que el ¡CRACK! En las ruedas del carrito es más fuerte. Ella ruega que el carrito no colapse hasta llegar a casa, pero su deseo no se cumple. La rueda derecha del carrito de compras se rompe en dos por la parte interna, haciendo que el carrito se caiga y doble en consecuencia la otra rueda, que no estaba mejor.

Una Julieida exhausta está a punto de estallar en llanto al imaginarse tener que cargar toda esa mochila de comida al hombro como lo hacen algunas “bachaqueras” que le pasan por un lado. Está peligrosamente cerca de la cuneta que empieza a llenarse de aguas multicolores y multiolores. El cielo se ve nublado. Parece que de paso va a llover. Julieida mirando a los lados en busca de un refugio donde organizarse, nota que en la vitrina de una tienda están en exhibición un lujoso carrito de mercado y una cartera.

En la entrada de la tienda “CASADORADA fashion palace”, están dos vendedoras fumando, mirando con desdén y burla a la “Barbie Negra Bachaquera” que se le ha roto el carrito y que observa con ojos de deseo el costoso carrito Louis Vuitton de colección.


Julieida se acerca, arrastrando peligrosamente el carrito colapsado, a las chicas que fuman en la entrada:

-¡No tenemos cajas de cartón! Se las llevó el camión de la basura esta mañana.

Julieida mira con rabia a la pesada sifrina que le ha dicho estas cosas.

-¡Buenos Días Señoritas! Podrían decirme cuánto cuesta ese carrito.

-Ni en sueños tienes para pagarlo, en serio.

-Creo que si tengo señorita. Al menos tenga la amabilidad de decirme cuánto cuesta. No suelo vestir de Prada para ir al automercado- Julieida se para erguida y con la frente en alto, luciendo su figura estilizada de 1:78 -Pero tengo más de lo que aparento, y les vendría bien vendérmelo, porque apuesto todo lo que cargo encima, a que no han vendido nada en toda la semana.

Las mujeres se miran a los ojos y se enserian un poco. Apagan los cigarros y una de ellas, la más modesta, le responde:

-El carrito se vende junto con la cartera y cuestan cinco mil dólares, no aceptamos bolívares. Las ruedas son de titanio revestido en silicón, como las de los patinetas de los skaters, aguantan hasta una tonelada de peso cada una, garantizado por diez años o a los cinco mil kilómetros. La funda es de fino cuero de cocodrilo africano, resistente y a prueba de balas.

-¿Pues qué esperas? ¡Vendemelo! ¡Y tú ayúdame a llevar esto adentro!- la actitud firme y segura de Julieida persuade a las dos mujeres. La tarjeta de crédito de Amazon ha permitido la compra.


Julieida está muy asustada por la onerosa compra que hizo. Siente que su carrucha de mercado de $5000 es el blanco de todas las miradas. El celular de Julieida suena:

-Aló.

-Es Bradley Jardín ¿Dónde estás?

-Estoy por la Avenida Francisco de Miranda quiero irme a casa pronto.

-Supe que compraste algo por ¿¡cinco mil dólares en CASDORADA!?

-Ay chamo, no sé que me pasó, pero el carrito se me esbarató todo y tuve que comprar uno… estaba un poquito caro ¿verdad?

-Procura no hacer compras muy escandalosas, se discreta. No sé de qué está hecho ese carrito, pero si alguien te pregunta, por tu seguridad, di que lo compraste en el Mercado del Cementerio…


MIERCOLES

-Buenos Dias Bradey. Es hora de ir a trabajar.

Bradley se levanta de la caja donde permanece apagado, ante la orden de Amazon, y hace sus ejercicios de estiramiento y autoevaluación de sus sistemas.


-Bradley, busca en la impresora 3D el rostro que vas a usar hoy para hacer el trabajo.

Bradley abre la cámara de la impresora y observa su nuevo rostro:

-¿Me voy a quitar mi bello rostro para ponerme esa mier=?=/&?
-Si. Es el rostro de Wikelman Gonzalez, jefe de escoltas de Winton Vainilla. A pesar que es su día libre iras a casa de tu jefe para traerme algo. Te  estoy enviando datos de su perfil de vida, que incluye su prontuario criminal, el patrón de modificación de voz basado en algunas de sus llamadas telefónicas y un patrón de conducta basado en sus vídeos de Facebook.


-¿Prontuario criminal?

-Wikelman en su tiempo libre, forma parte de una banda que secuestra a las personas que viven en el sector donde residen sus jefes. La Banda es muy violenta. Ya han matado a tres secuestrados en lo que va del mes.

-No te lo puedo creer ¿Cómo harás para que no me encuentre al verdadero? ¿Qué excusas voy a dar para estar en ese lugar en mi día libre?

-Tu jefe está en la Copa América allá en Chile. Queda en casa la esposa y sus hijos. La excusa será sencilla: Di que traes un repuesto para una de las camionetas blindadas. En cuanto al verdadero ya me estoy ocupando creando una distracción.

Bradley con el rostro de Wikelman llega a casa de sus jefes en una camioneta blanca, de repartos, sin calcomanías. Saluda al jardinero y a la chica del servicio, quien se extraña del trato seco del jefe de escoltas que normalmente la recibe con una palmadita en las nalgas.


Bradley entra en la lujosa casa del Hatillo y va directo a la cocina. El cocinero no ha llegado aún, llega a las 10am para preparar el almuerzo y se va a las 7pm, después de preparar la cena. El desayuno lo ha preparado la chica del servicio que ahora se dedica a otros quehaceres. Bradley está en la mitad de pared Norte, de la cocina de la lujosa mansión. En la pared Sur está la puerta que conecta la cocina con el comedor de la casa, y en la pared Este, por donde entró, está la puerta lateral de la casa que da a los estacionamientos, separada esta por un pasillo de bloques de luz.

Uno de los paneles de acero inoxidable de la pared Norte de la cocina tiene una especie de pequeña perilla:


-Bradley- le indica Amazon vía remota, -Esa perilla es una cerradura activada por voz August Smartlock 9800SM. Como no tenemos la clave de voz que la activa, remueve la tapa frontal de la perilla y en el puerto USB vas a conectar tu dedo pulgar y crackeamos la puerta.


-No. Antes quiero intentar algo.

-¿Qué vas a hacer?

Bradley carraspea un poco para calibrar su sistema vocal y luego de un peculiar baile dice – ¡FAMIIIILIIAAAA!- en un tono de voz exactamente igual al del dueño de la casa. De pronto se escucha una voz saliendo del pequeño pomo: “Acceso Garantizado; Buenos Días Winton”. 
La puerta de lo que parece una alacena inmensa, del tamaño de un pequeño automercado, se abre. Son tres pasillos de diez metros cada uno con productos importados, en su mayoría, alternados con productos nacionales y regulados en grandes cantidades. Todos debidamente ordenados y clasificados.



-Busca las cajas de NutriBaby HA- Bradley escanea con su vista los códigos de barras de los productos y encuentra las cajas apiladas en una esquina junto con otros productos lácteos.

-Hay seis cajas de NutriBaby HA.


-Toma dos cajas y lárgate de allí cuanto antes. Cuando noten que falta, pedirán más al automercado de Aruba, donde compran todo.


Con veloz precisión y fuerza, Bradley se echa al hombro dos cajas de la codiciada fórmula y sale del pequeño automercado, no sin antes, trancar la puerta.


Anabel, la esposa de Winton abre la puerta Sur de la cocina, con uno de los niños menores en brazos y llama a su esposo. Parece haber escuchado su “grito de guerra”, pero no ve nada; sólo tiene la impresión de haber visto la puerta que da al estacionamiento cerrarse.

Bradley guarda las cajas en la camioneta de reparto en la que llegó a la casa y al cerrar la portezuela, estaba la chica del servicio detrás:

-Mi amor ¿Estás bravo?

-¡Oh! No- Bradley intuye que Wikelman tiene un amorío con la mujer, -es que ando apurao mi amol. Tengo que entregá un repuesto pa arreglá la camioneta del jefazo.

-Bueno papi, llámame. Para que cuadremos algo- la mujer le da un beso a Wikelman en los labios y se va moviendo las caderas de una forma sexy. Pero aunque Bradley está programado para disfrutar esos momentos, la misión está primero y es el momento de partir. Justo cuando aborda la camioneta para irse, los dos escoltas de guardia se presentan ante él.

-¡Buenos días chamo!- saluda uno de ellos de forma confianzuda y arrabalera.

-Buenos días mi jefe- saluda el otro de forma respetuosa.

-Buenos días Yofry y Gilbert- Bradley revisa la base de datos de escoltas empleados en su compañia.

-¿Vino por lo de la camioneta?- pregunta Gilbert.

-Y me voy corriendo también.

-¿Pa onde va tu chamo? Tenemos que hablá- responde Yofry poniendo las manos en la puerta para evitar que esta se cierre.

-¿Qué te pasa a ti hoy? Que me hablas golpeao ¿Tú no respeta menor?

-El que no respeta eres tu mamag$#%&/. Avísame desde ahorita si pa trabaja contigo hay que estate jalando bo%$# pa que pagues.

-Si jefe. Yo estaba hablando con Yofry que era mejor esperar a mañana para hablar del pago. Pero bueno, el pana es nuevo y un poco impaciente…

Amazon! Dime que está pasando.

-Retrasé el reparto de un botín por el pago de un secuestro que hicieron el sábado. Seguro los otros socios deben estar ocupados con el verdadero Wikelman.

-Revierte eso ahora mismo, al menos para este par. El tal Yofry tiene la mano metida en la bandolera, creo que me va a disparar y la mujer de Winton está en la piscina con los niños. Es muy peligroso.

-Está hecho. Diles que revisen sus cuentas.

-Yo les tranferí hace un rato. Recuerden que el dinero hay que lavalo y por eso se talda.

Gilbert revisa en su celular- Tiene razón mi jefe. Es que usté sabe, tengo un problema en la casa con mi vieja las medicinas están caras y no se consiguen.

-Yo siempre toy pendiente de mi gente. Tú eres un tipo de confianza- El Wilkeman cierra la puerta de la camioneta y se retira ante la mirada de odio de Yofry que ha quedado en la escena como un tonto.

-¿Sabes que Gilber? Tu lo que ere es sendo jalabo%%&/(=

-Chamo, quédate quieto ¿No te pagaron ya? Tu no sé pana. Tienes un mes con nosotros y ya quieres sé jefe.

-¡Jefe un coñ$#%& tu madre pana! ¡YO SOY DE LA DOLORITA! A mi naiden me monta la pata encima ¿OKEY diablo? Y ese tipo me va a escuchá.

-¿Pa dónde vas tú pana? ¡No abandones tu puesto!- le grita Gilbert a Yofry que se retira en su moto, ante la mirada angustiada de Anabel, que a lo lejos presencia la desavenencia entre sus guardaespaldas.

Gilbert toma el teléfono para advertir a su jefe:

-Aló ¿Wikelman? ¿Quién habla?... Bueno ¿y este no es el teléfono de Wikelman?… ¿Cómo dice?- A Gilbert casi se le cae el celular al suelo, luego de recibir una fatídica noticia. Con la mirada perdida se pregunta ¿Quién es ese hombre entonces con el que acaba de hablar?

Tres horas antes


En el barrio la Charneca se oye el eco de una puerta que es golpeada de forma intensa:

-¡Wikelman! ¡Wikelman!

La puerta de metal abre. Es Wikelman que recibe la visita de dos hombres. Uno de ellos, el que toca la puerta es un conocido “socio” de fechorías, el otro desconoce quién es:

-¿Qué te pasa coñ##$$%&madre? mi mujel ta dulmiendo y mis chamos ¡Son las seis! ¿Qué quieres?

-Nada chamo, siempre es el mismo huev()&%$## pelao contigo pana. El Sábado secuestramos a un pende##$%&&ito y le sacamos como 500 mil y no veo mi parte en la cuenta. Me dijite que me ibas a tranferil y náa. Yo tengo deudas también mi pana ¿Cómo hago? No puedo andá jalándote bo##$%& todo el tiempo, cada vez que sale un “trabajo”.

Wikelman nota que el hombre que le reclama cada vez es más violento y el otro, que luce más calmado, tiene una mano oculta en el bolsillo de la chaqueta. Wikelman, no le quita el ojo de encima, a pesar que el otro lo manotea para distraerlo.

-Mira pana Primero te voy a pedí que te me calmes y le bajes dos. Y a tu pana que le quite la mano a la pistola que trae en el bolsillo.

-¿Qué pistola mama#”$%?

-No sé pero sácate la mano del bolsillo.

El sujeto obedece a la seña del exasperado y muestra las manos en alto.

-Yo a ti te deposité anoche y te mandé un guasá de que estabas depositado. No me respondite.

-¡No me apareció nada en la cuenta depositao!

-Dejame ve más talde.

-Noooo ¿sabes qué? Dame esa plata en efetivo ya mimo pa pagale al pana aquí.



-No tengo esa plata- los dos sujetos solo veían medio cuerpo de Wikelman. En la otra mano, oculta detrás de la puerta, el hombre de la casa carga su pistola apuntando aproximadamente a su potencial atacante. El acompañante del molesto socio no notó que por la ventana de la casa se colaba el cañón de una escopeta. Era la mujer de Wikelman, que sin aguardar la señal de su esposo, hala el gatillo. 
El socio de Wikelman saca su arma y le dispara en el pecho. Tres disparos atraviesan la puerta y le dan en el costado en respuesta. Ninguno de los cuatro contendientes ha muerto, vamos por un segundo Round. El silencioso acompañante del socio de Wikelman saca su arma y emprende una ráfaga contra la ventana y la pared que la sostiene. Wikelman de da dos tiros en la cabeza. La mujer de Wikelman yace muerta en una cama de vidrios en la sala de la casa. El socio de Wikelman vacía su arma en el cuerpo de su ex socio. Los tres disparos en el costado del exasperado le impiden levantarse. Los chamos de una banda que domina la zona de "paz y amor", ven todo aquello y aprovechan para “hacer mercado”. Wikelman era respetado por la banda de cocos secos del barrio, cuando estaba vivo, ahora que está muerto, tienen luz verde para saquear la casa, quitarle las armas a los muertos y rematar al atacante herido, con tiros de revolver, sin darle chance de meter una caserina cargada en su pistola con la única mano disponible. Toda la escena termina con el llanto de los hijos de Wikelman dentro de la casa.

Bradley sale a toda velocidad de la casa de Winton Vainilla y se incorpora casi de inmediato a la autopista. La inteligencia artificial de Bradley le advierte que existe un potencial peligro en la actitud de uno de los sujetos que lo abordó en la casa. Así que saca de la guantera un destornillador inalámbrico y comienza a removerse el rostro de Wilkelman comenzando por los tornillos de detrás de las orejas.

Bradley se comunica con Amazon por medio del comunicador celular, instalado en su cerebro -Amazon, no me gustó la temperatura del rostro de ese otro sujeto. Por favor cambia el aspecto de la camioneta.

 



-Ya lo hice. Es una camioneta de fumigaciones de nuevo. Recomiendo te cambies el rostro.

-Ya lo estoy haciendo.


De pronto Bradley se consigue con un embotellamiento en la autopista de la Trinidad, a pocos metros del túnel. El rostro robótico de Bradley queda al descubierto. Bradley saca su rostro atractivo de Brad Pit y comienza a colocarlo. No se percata que el conductor del trasporte escolar que está a su derecha, lo está viendo todo.



Se trata de un sacerdote, maestro de un colegio privado del sector. El hombre está horrorizado de cómo la calavera metálica se ha removido el rostro y se va colocando otro. Bradley nota que lo observan cuando termina con el último tornillo y le guiña el ojo y le sonríe  al clérigo. Este voltea la mirada, se persigna y le jura al Señor, no volver a hacer el sacramento de la Eucaristía con otro vino que no sea el vino consagrado, por más difícil que esté de conseguir.
-Bradley. Detecto el celular del tal Yofry acercarse a alta velocidad al punto donde estás. Por favor se discreto.

Bradley se coloca una gorra y aguarda.

Yofry en su moto Kawasaki negra recorre la cola buscando la camioneta blanca en la que Wikelman andaba, pero no la consigue. Está furioso y se siente humillado. Tiene que ajustar cuentas.


-¿Dónde estará el Mamag%$& ese? Lo voy a matá… No lo consigo… Náa tengo que matá alguien hoy porque yo soy un varón. A mí la banda no me va agarrar de hembra por culpa del web&%$# ese ¿Cómo es eso de gente de confianza? Me va a mama#$$% el pend#$%&/ ese…- murmura furioso el Yofry mientras ve en todas direcciones –No, es que yo voy a matá alguien hoy- Yofry voltea hacia el transporte escolar, repleto de niños que gritan y juegan -¡Ya se! Voy atracá al portuguesito ese de la camioneta azul.


-O.o Amazón. Viene hacia mí.

-Seguramente es para descargar su furia en ti, basado en un criterio racista y de resentimiento social que le fue inculcado con el discurso oficial. Evita el tiroteo, tienes un transporte escolar al lado.

-Ya sé lo que haremos…

El Yofry se acerca a la camioneta de Bradley en su moto. Saca su pistola Glock 17 con caserina extendida y amenaza a Bradley.

-Vamonos mamag$%&%&/ dame el celular y los reales que cargas ahí.

Bradley alza las manos –Chamo, tengo todo en la guantera. No me mates.- los niños del transporte escolar se quedan en silencio.

-¡Mosca mama$#$%&& porque te vas a morí!

-Bradley lentamente va a la guantera, saca una cartera y un viejo celular blackberry

-¿Esa yaga es lo que tú tienes de teléfono? ¡Ah mama#”$%&/!

Bradley inicia un breve diálogo en segundo plano con Amazon -Amazon, el vocabulario de este infeliz es muy limitado. Lo único que sabe decir es mama##$%&&.

-¡Cállate mama#”&/()/=! Y pendiente de lo que ese loco te va a hacer.

-Muy gracioso.

-Amiguito, es lo único que tengo.

Yofry se guarda el botín y le da cuatro disparos en el pecho a Bradley. Todos alrededor gritan de pánico. Yofry se retira de vuelta a la casa de Winton. Bradley simula estar muerto y los conductores de los alrededores rodean la camioneta.

Cuando Yofry está a cuatrocientos metros del lugar del homicidio, este se incendia de manera espontánea. Es el protocolo de autodestrucción de teléfonos que aplica Amazon, cuando el teléfono de uno de los miembros de "La Hermandad" es robado. Consiste en sobrecargar vía software, el consumo de la batería a tal punto que ésta entre en ignición. Yofry y su moto son una sola bola de fuego.


-¡Tranquilos, tranquilos! Estoy bien, no pasa nada. Disparó para asustarme- le dice Bradley a las personas que rodeaban la camioneta. Pero el cura que ve todo desde el transporte escolar sabe el secreto de Bradley. Bradley sonríe y le guiña el ojo de nuevo. Las personas ahora corren a ver al moto choro que se incendia y le dictan sentencia, sin socorro alguno lo dejan consumirse en las llamas: “ahí tienes, por ladrón y asesino”…

Cuando la puerta de la camioneta (ahora color rojo y sin etiquetas) se abre, Julieida, con Jaqueline en brazos, ve las dos cajas de Fórmula NutriBaby HA. Julieida abraza al “catire” que alguna vez sospechó, se trataba de una amante de su esposo Romeo, mientras al fondo se escucha el programa matutino de Maranne Salcedo:


“…Bueeno mis queridos oyentes, esto de ser bachaquero es tan pero tan lucrativooo, que me cuentan, que ha llegado una bachaquera a una exclusiva… sí como lo oyen exclusiva, tienda fasshiooon de una amiga míiiia, y le ha comprado una carrucha y una cartera de cinco míl dóooolaresss… ¿TU HAS VISTO? ¡FIN DE MUNDO!”

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Dedicado a Julieida y Jaqueline por tenerme tanta paciencia.

Algunos pasajes del capítulo fueron tomados del artículo "EL DÍA DE LA HUMILLACIÓN", de Luis Oliveros, revista SIC.


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